5 may 2012

El poder de la música de LEE VAN CLEEF




En la semana santa ferrolana, hay un sonido, el del tambor, que hiere los sentidos, huele a inquisición

¡booummmmmmm ,booummmmmmm booummmmmmm¡  .


Cualquier civilización en cualquier lugar de la tierra, al oír la estudiada forma en que tal instrumento suena en esta ceremonia, tendría, la sensación de que se anuncia algo terrible, de que algo malísimo  le va a pasar a todo el mundo

Es un sonido que penetra directamente por la cabeza a la altura de la sien y se detiene ahí, todo el cuerpo se mantiene a la expectativa, los hombros se encogen

 ¡Dios bendito! ¿Qué va a pasar ahora?

El miedo se apodera del oyente La espera es angustiosa

La calle Magdalena sufrió ese tormento hace unos días, luto, miseria, muerte, podredumbre, sensación de malestar, asco

Ayer en el mismo lugar y a la misma hora la que escribe miraba crecer el cielo, en la puerta el Manchita Cosa, cuando de pronto sonó de nuevo el tambor

Sonaba a:

! Hasta los huevos ¡

! Ehh, tú ahí te va ¡

! Que les den ¡

¿Quién llamaba y para qué?

El antropólogo penetra en la cueva dispuesto a observar

Se sienta, se apoya en la pared, suena la música, no siente miedo como en la semana santa

 La música no penetra por los oidos, entra por la punta de los dedos del pié, por los pulmones, por el hígado, por los poros de la piel...

Su efecto físico es tan potente que sientes como algo se mueve literalmente dentro de tu pecho , algo dentro de ti que se está soltando , se va de ti , se aleja , y sabes que es mierda porque al irse aumenta tu estado de bienestar

Durante el concierto de LEE VAN CLEEF, y este es el tercero que tengo el placer de contemplar, siempre tengo la misma sensación, y a medida que aumenta, aumenta también alrededor de mí un círculo que aleja de mí todo lo malo

De la misma forma que mi propia sangre, los iones, los minerales, las electrolisis, las hormonas o lo que demonios sea que lo conforma mi cuerpo se ocupan de hacerlo por dentro,

 algo, que no sé lo que es, pero es tan mío como cualquiera de esas perversas palabras con que la ciencia me define, se expande a mi alrededor y los límites se alejan más y más

Nunca he tenido una experiencia rave , no he tenido huevos para probar más droga que la marihuana , y el alcohol no me lo permite ingerir el cuerpo , le tengo alergia psicosomática, 

así que mis experiencias místicas potenciadas por agentes externos son muy limitadas , 

aunque me compensa el aprendizaje a que he sometido a mi cerebro , haciéndolo ser capaz de disfrutar de saltos al abismo por propia voluntad , imprescindibles para la correcta salud mental , que para sí quisieran otros más valientes

Pero cuando, como ayer me dan un empujoncito hacia él un poco más lejos, 

y la experiencia se convierte en algo tan agradable,

 y además puedo observar que una vez terminado el concierto la catarsis permanece en la sala durante horas y para todo el mundo, 

no puedo menos que mostrar mi público reconocimiento y mi total admiración a todos los miembros de la tribu de esos sabios doctores capaces de curar el alma desde la libertad en lugar de castigarla desde el miedo

Sé que bastaría que el concierto durase un poco más, para que poquito a poco se fuesen alejando de mí, primero los brazos después las piernas y después todo lo demás hasta que la música y yo sólo fuésemos una misma cosa:

La nada absoluta,

La paz total

Aplaudir a rabiar para volver a soltar toda la fuerza que se está recibiendo, eso, o que el concierto dure una hora más y podamos levitar

¡Gracias¡






       



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